Mª Jesús Pozo
Mª Ángeles Morente
Inmaculada García
Rocío Ronquillo
El tema que hemos elegido es el de los 3 cerditos, que en éste caso son las 3 cerditas.
LAS TRES CERDITAS Y EL LOBO
Había una vez tres cerditas que eran amigas, y se fueron por el mundo a buscar fortuna. A las tres cerditas les gustaba las chuches, los dulces y el chocolate. A la más pequeña les gustaba las gominolas, a la mediana el chocolate, y a la mayor le encantaba todo tipo de turrones.
La mayor de las cerditas les dijo a sus amigas que sería buena idea que cada una tuviera su propia casa y ser cerditas independientes.
A las otras dos les pareció una buena idea, y se pusieran manos a la obra, cada una construyendo su casita.
- La mía será de gominolas - dijo la pequeña-, porque estará repleta de nubes, moras, fresitas y más chuches. Y así mi casita siempre olerá a gominolas. Terminaré muy pronto y podré quedar con mis amigos.
La amiga mediana decidió que su casa sería de chocolate:
- Puedo encontrar un montón de chocolate en la fábrica de mi amigo charly, - explicó a sus amigas, - Construiré mi casa con chocolate negro y el tejado será de lacasitos de colores y así en un santiamén acabaré y podré ir a las rebajas.
La mayor decidió construir su casa con turrón duro.
- Aunque me cueste mucho esfuerzo, será muy fuerte y resistente, y dentro estaré a salvo del lobo.
Cuando las tres casitas estuvieron terminadas, las cerditas cantaban y bailaban en la puerta, felices por haber acabado sus casitas. De detrás de un matorral grande surgió el lobo, rugiendo de hambre y gritando:
- Cerditas, ¡os voy a comer!
Cada una se escondió en su casa, pensando que estaban a salvo, pero el Lobo Feroz se encaminó a la casita de gominolas de la amiga pequeña y en la puerta aulló:
- ¡comeré y comeré y sin casita te dejaré!
Y comió con todas sus fuerzas: comió y comió y la casita de gominolas se zampó. La cerdita pequeña corrió lo más rápido que pudo y entró en la casa de chocolate de la amiga mediana.
De nuevo el Lobo, más enfurecido que antes al sentirse engañado, se colocó delante de la puerta y comenzó a comer y comer gruñendo:
- ¡Comeré y comeré y sin casita te dejaré!
el chocolate se derritió, y las paredes cayeron y las dos cerditas corrieron a refugiarse en la casa de turrón duro de la amiga mayor. El lobo estaba realmente enfadado, y ahora deseaba atrapar a las Tres Cerditas más que nunca, y frente a la puerta bramó:
- ¡Comeré y Comeré y la casita os tiraré! Y se puso a comer tan fuerte que de repente se le empezaron a caer todos los dientes, pero aún así el insistía en seguir comiendo.
Comió y comió, pero la casita de turrón era muy resistente y no consiguió su propósito.
El lobo feroz se quedó sin dientes y jamás se atrevió a perseguir a las cerditas
Las cerditas no le volvieron a ver. La mayor de ellas regañó a las otras dos por haber sido tan flojillas y poner en peligro sus propias vidas y casitas.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.